Publicaciones - Grietas de Luz

Presentaciones del libro:


  • Amics de les Arts i Joventuts Musicals

    Carrer Sant Pere, 46, primera planta - Terrassa,
    5 de octubre de 2016
    • Por Neus Aguado


Bona tarda. Abans de començar vull agrair l'acollida, aquesta tarda, d'Amics de les Arts i Joventuts Musicals de Terrassa, i en representació de l'entitat, del poeta Jordi Fernández Figueras, del llibre Grietas de luz de Goya Gutiérrez.

Grietas de luz


He tenido la sensación al leer el último libro de Goya Gutiérrez, Grietas de luz, de que la autora ha seguido el consejo de Wordsworth cuando indicaba que en la creación poética el momento idóneo lo da la emoción cuando es recordada en la calma, o sea, cuando el poeta, la poeta, recuerda la emoción desde la serenidad y se convierte a la vez en actor y en espectador.

Para hablar, someramente, de la parte material y formal de Grietas de luz, decir que ha aparecido en la bella y cuidada colección de poesía de Vaso Roto Ediciones, y explicar que la autora ha optado porque el título y el último verso de cada poema sean idénticos, o bien, el título y la última palabra del último verso.

Que nadie se engañe y piense que Goya Gutiérrez ha publicado un simple artefacto literario, un juego sin más, porque como ya hiciera en su día, por ejemplo, Clarice Lispector en el inclasificable libro La Pasión según G.H. en que las últimas palabras del capítulo precedente constituyen el inicio del posterior, en Grietas de luz el artificio sirve para darle un aspecto formal unitario al libro que tiene tres partes, si contamos el preámbulo llamado certeramente "La antesala".

Y este artificio convierte la lectura del poema en un proceso circular que la enriquece. Volver atrás, reflexionar, parece sugerirnos como método de lectura la autora.

Los poemas están arropado por citas pertenecientes a Alejandra Pizarnik, Maria-Mercè Marçal, John Hollander, Georg Trakl, Charles Baudelaire y Anna Ajmátova, supongo que Goya Gutiérrez, al margen de sentirse identificada con la autoría de las citas, las ha incluido para que respiren los extensos poemas.

Releyendo Grietas de luz me ha parecido oportuno citar las propias palabras de Goya Gutiérrez en relación con la obra fotográfica de Enric Velo [Revista Alga, núm. 76. Otoño 2016], porque creo que son aplicables, perfectamente, a su último poemario: "Estas fotografías constituyen una manera muy personal de observar el mundo que aparece delante del ojo del autor, y lo convierte en lenguaje visual, que a su vez es susceptible de ser interpretado y de suscitar un lenguaje poético, porque tanto el fotógrafo como el poeta son cazadores de instantes."

Y en esta caza de ocasiones irrepetibles se sitúa el poema intitulado "De las grietas del tiempo", que me evoca a Poeta en Nueva York, quizá por ese tino de Gutiérrez en la segunda estrofa:

'Entonces, el entubado cuerpo de la noche,/ el aire acribillado de cables invisibles,/ tiranías de todos los espacios y tiempos/ que asesinan palomas y encarcelan la dicha/ a la que no supieron acceder.'

Asimismo, la tercera estrofa de este mismo poema borda la alegoría de la Vanitas que sustenta el contenido de Grietas de luz:

'Pero nada perdura: ni el vivir ni la muerte,/ ni es eterna la prisión de la mente o del cuerpo/ bajo el yugo de los que se suponen vencedores./ La luminosa cara de la gloria esconde, a veces,/ en sus entrañas úlceras de soberbia/ entregadas a la podredumbre.'

Con este poemario, Gutiérrez da un paso más en el camino de la abstracción, quizá porque el leitmotiv de la luz y el de lo efímero así lo requiere.

En el prólogo intitulado 'Poesía en su esplendor', Ana Recio destaca que "La fusión de los sentimientos y el paisaje están muy presentes en este poemario, y en esto Goya Gutiérrez se convierte en un eslabón más de una cadena lírica, de una tradición que al menos se remonta en nuestra poesía hasta las Églogas de Garcilaso".

En efecto, este sería un libro "nemoroso" en gran parte, pero la vuelta de tuerca que le da la poeta al bosque de la vida y de la muerte, aunque sea otoñal, para poder explicar una vez más el maquinar de las Parcas, lo salva de caer en un calco de la tradición, aunque es evidente que la sigue, como es lógico. Sabido es que formamos parte de esa tradición.

Así en la primera estrofa de "Y desperté de súbito":
'Traidora y acechando a cada instante/ está la gladiadora con su malla',
de claro origen onírico y en la tercera estrofa del poema "La huella indeleble":

'Cada mano, con su otra mano hilando/ las hebras con que tejer días y noches./ Cada pie, con su otro pie trazando/ los mortíferos hilos de una araña.'

Asimismo, la poeta intitula un poema "Los ya ausentes" y es en este poema donde percibo, de forma precisa, las presencias. Esa inexplicable ligazón con el misterio.

En la tercera y última parte "La tregua y la vida", dedicada a su hija Lara, Goya Gutiérrez trasciende con gran limpieza el amor materno; si Maria-Mercè Marçal lo logró sobradamente en su día y en catalán; creo que Goya Gutiérrez puede dar fe de haberlo conseguido también con maestría y belleza, con potencia traslúcida, en lengua castellana. Es así como Grietas de luz se transmuta en su totalidad en un canto a la vida a pesar de que la muerte aceche.

Grietas de luz es un libro que recuerda que hay formas muy diversas de expresar la espiritualidad, porque la luz de Goya Gutiérrez guía hacia un paisaje vivo, con contornos que han sido difuminados con la luz de la totalidad, cual si fuera una de las pocas pinturas que se conservan de Giorgione. Esa luz a la que la auténtica poesía se inclina desde el inicio de los tiempos.

Neus Aguado

Otoño 2015 / Otoño 2016